La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

26 junio 2013

Reverbera el sol en la distancia
extraña creación que adora
la falsedad de la luz, 
escenario inasible 
traspasando el horizonte.
El viento agita el trigal
dejando un rumor de agua
y sigue su viaje,
mudo de soledad,
presencia transparente
que roza mi piel.
Se adormece la siesta
mientras las espigas maduran
su destino de pan.

06 junio 2013

Sobrevive la palabra
aún después de muerto
el último humano 
que habló esa lengua
Se pierde el significado
vaga entre papeles viejos
hasta que recobra su sonido
abracadabra 
vida inesperada 
vuelta a la luz
Lázaro gozoso
para encarnar nuevas preguntas
remontar soplos
o darle otro nombre al destello,
lejano, que asoma en el borde
de un atardecer callado.

Es mi corazón  un espejo trizado
cuando lo miro encuentro
en ese sitio mil ojos
miradas repetidas 
hasta quitar el aliento.
Transcurren los días, 
noches, sueños
un grito, alarido o beso
esos ojos no se mueven
han perdido los párpados
sólo son pupilas que brillan
repetidos puntos, fractales
que a la madrugada amenazan
con invadirlo todo
exigir la palabra
la respuesta justa
el porqué adecuado.

Sobre un espejo roto
se entrelazan vigilia y sueño.

04 junio 2013

Mariposa de sombras
atravesando el tiempo
mirada insomne
relumbre en el fuego
como un reflejo 
sobre el silencio.
Verbo callado
en la aurora última
simulacro de sol
sobre el agua quieta.
Apenas un recuerdo,
él y su silencio.

Soy un rastro del pasado
que avanza entre sombras
un velo de niebla
ocultando la luna
respiración ululante 
que precede a la muerte.
Si llamo a tu puerta
por favor no me abras
sólo mira a lo lejos
atraviesa mi cuerpo
no permitas que exista
ni siquiera en tus sueños. 
Atardecer furioso
llamas en el poniente
el horizonte está cerca
sobre el hielo reflejos

La cárcel es como un crepúsculo
un lento morir en cuotas
para pagar cada día 
con una vida que no es
que sólo asoma en la tardes
o en las noches de tormenta
cuando las sombras trazan figuras
sobre las manchas de la pared.
Montañas y nieve
un reflejo en el mar
un relámpago se vuelve fuego
sangre sobre el cristal
alguien grita
podría ser un sueño
la asfixia, una ilusión
el estampido, un trueno
estar libre la salida
no es sueño la puerta
son reales los cerrojos